Llevamos más de un mes en Estado de Alarma por la crisis sanitaria del COVID19 que ha obligado a confinar a la mayor parte de la población y, como consecuencia, a parar casi toda la actividad económica. Esta decisión, absolutamente necesaria para ayudar a frenar esta crisis de Salud Pública, tuvo que tomarse de manera muy drástica, en parte porque se tardó en poner en marcha y en parte porque hubo muchas reticencias iniciales al necesario distanciamiento social, tal y como apunté en mi entrada al blog del 11 de marzo. Y la consecuencia es que ahora esta situación puede prolongarse mucho en el tiempo y tendrá graves efectos secundarios en la economía y en la sociedad.
Ya comenté en el artículo de la semana pasada que es el momento de poner las luces largas y prepararnos para afrontar una nueva realidad. Que de nosotros depende superar las consecuencias de esta crisis antes o después y que es necesario poner a un lado lo que nos separa y centrarnos en aquello que nos une. Pues bien. Aunque no parece que nuestros líderes políticos tengan del todo claro el itinerario a seguir, e incluso se contradigan en discursos y acciones y eso suponga que vayan al ralentí en la toma de decisiones, quiero resaltar de un modo muy positivo cómo el Presidente valenciano, Ximo Puig, está manteniendo videoconferencias con líderes empresariales y en un “ejercicio de realismo” sobre la situación generada por el COVID19, ha reconocido públicamente que sin la iniciativa privada, la recuperación es inviable. Del todo imposible. Me alegra mucho oír esto porque desde la primera entrada en este blog he destacado que la colaboración público privada es necesaria en todo momento, a pesar de los ataques de los populistas de siempre.
Pero ahora los gobiernos van a tener que enfrentarse a una cruda realidad: más de tres millones de personas afectadas por ERTEs a día de hoy, centenares de miles de pequeñas empresas que van a desaparecer, decenas de miles de familias que se han quedado sin ingresos de la noche a la mañana y unas arcas públicas que, si antes de esta crisis ya estaban fuertemente endeudadas, ahora van a tener que enfrentarse a una situación nunca antes conocida. “Tenéis todo mi respaldo (…) y dentro de mis competencias, vamos a apoyaros en los proyectos en marcha para superar esta situación”, aseguró Puig a los empresarios. Es una alegría que escuchemos al presidente de la Generalitat Valenciana diciendo esto. Y en mi caso, como responsable de Ribera Salud, la empresa que más ha trabajado de la mano de la Administración, nos sentimos totalmente respaldados por estas declaraciones.
Ahora hay que pasar de las palabras a los hechos. Las buenas intenciones no bastan en una situación de emergencia nacional como la que vivimos. Todos, instituciones públicas e iniciativa privada, debemos trabajar juntos más que nunca. En realidad, esa ha sido siempre la voluntad de Ribera Salud. Forma parte de nuestro ADN. Esa voluntad de servir a nuestra comunidad, buscar siempre el interés general y garantizar la mejor atención sanitaria fue la base del nacimiento de Ribera Salud y de la puesta en marcha del primer hospital de España basado en un modelo único de colaboración público privado, el Hospital de La Ribera.
Por cierto, pasados dos años de la finalización de esta colaboración, se ha puesto en evidencia que la reversión del Hospital de Alzira ha sido un desastre. Ya lo comentaremos en profundidad en otro post. Pero está claro: Toda realidad que se ignora busca su venganza.
Y volviendo a la colaboración público privada que ha puesto en valor el presidente Puig, desde Ribera Salud no solo hemos defendido siempre este modelo sino también la transparencia y evaluación periódica de los resultados asistenciales y la calidad en la atención. Y se da la circunstancia de que la Sindicatura de Cuentas de la Generalitat Valenciana ha puesto siempre en valor la fortaleza y las ventajas de esa colaboración. El último informe al respecto se ha centrado en el Hospital Universitario de Torrevieja, y sus conclusiones no dejan lugar a dudas sobre sus ventajas. La lista de espera quirúrgica en Torrevieja es cuatro veces menor que la media de hospitales de la Comunidad Valenciana, su buena gestión supone un ahorro de 45 millones al año al gasto público, el 85% de sus pacientes están muy satisfechos con la atención que reciben y la iniciativa privada ha invertido 105 millones de euros hasta la fecha en este departamento de salud.
Además, ahora hay que añadir que es uno de los hospitales que ha liderado la defensa social frente al COVID19 y ha demostrado la fortaleza del sistema público, contribuyendo con una labor eficaz a la recuperación de muchos pacientes mientras daba seguridad a sus profesionales -no en vano, es uno de los hospitales de España con menos casos de profesionales infectados-. Así que sí. También el Hospital de Torrevieja ha demostrado el beneficio que reporta esta colaboración público privada a la sociedad en un momento de emergencia sanitaria como el actual.
Confío en que las palabras del presidente no se las lleve el viento y se conviertan en acciones reales. Y desde este blog, tiendo de nuevo la mano a nuestros dirigentes para seguir trabajando por una Sanidad excelente, donde el sistema público, en el que incluyo la gestión directa y la colaboración privada, sea cada vez más fuerte, buscando la suma de recursos. Desde el compromiso, la responsabilidad y la seriedad en la toma de decisiones, juntos seremos capaces de hacer frente a los retos que nos plantea el siglo XXI y a dificultades como las que estamos viviendo.