Para los que leen este blog, no es ninguna novedad que me haga eco de informes internacionales que alertan sobre los problemas de sostenibilidad a los que se tendrá que enfrentar nuestro sistema sanitario en un futuro. Esta vez es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la que ha emitido un informe en el que expone su preocupación para las próximas décadas, “a menos que los gobiernos consigan contener los costes” y realicen profundas reformas.
Es interesante detenerse en él y analizar las situaciones y desafíos tan diferentes que tienen por delante países como Corea del Sur o Francia; países donde los modelos de financiación de su sistema sanitario también son completamente distintos. Algunos países, especialmente aquellos cuyo modelo sigue dependiendo de los impuestos que pagan los ciudadanos a través de sus nóminas, están más expuestos a la insostenibilidad a medida que su población vaya envejeciendo, según opinan los expertos de la OCDE.
Estoy bastante de acuerdo con este tipo de análisis que realizan organizaciones como la OCDE, y que tratan de generar opinión y hacer pedagogía, no sólo entre los diferentes gobiernos sino también entre toda la población porque nosotros, además, como ciudadanos podemos y debemos contribuir a hacer un mejor uso del sistema sanitario y a corresponsabilizarnos de nuestra propia salud.
Pero, quiero ir un poco más allá. Creo que el concepto de largo plazo que tiene la OCDE es demasiado largo. En mi opinión, nuestro actual modelo sanitario reclamará una gran transformación en menos de 10 años.
Sinceramente, estamos ante un tsunami tecnológico, de innovación terapéutica y de nuevos avances del conocimiento científico, que va a poner en jaque lo estrecho de un ‘modelo asistencialista tradicional’, (basado más en el hospital), para ir dando paso a un nuevo modelo. Una nueva forma de gestionar la salud, que ya estamos empezando a vislumbrar, basada en las nuevas tecnologías y en el iPhone como soporte a un modelo de prevención de la enfermedad y promoción de la salud, donde los modelos integrados y el trabajo en red serán la base de esta nueva forma de gestión sanitaria.
Es sorprendente que nuestros gobernantes estén más preocupados por introducir, de nuevo, medidas que fracasaron en los años 80, del siglo pasado, y no estén preparando nuestro Sistema Nacional de Salud para la gran trasformación que tendrá lugar en no muchos años.
En definitiva, desde este blog, seguiré intentando explicar al menos a ti, querido lector, estas opiniones personales para que te inviten a reflexionar.