A todos los que sois seguidores de mi blog y a los que me conocéis en primera persona, sé que mi discurso os puede parecer insistente, -soy consciente de ello-, pero no me cansaré de decir que tenemos un gran sistema público de salud, de grandes valores, que garantiza una moderna sociedad de bienestar. Sin embargo, no nos podemos quedar de brazos cruzados, no podemos no hacer nada ante los problemas que tenemos delante, aunque no queramos verlos, lo que me recuerda el documental que hizo el exvicepresidente de los Estados Unidos Al Gore.
Nuestro sistema reclama urgentemente ser reformado para adaptarse a los nuevos tiempos, para poder hacer frente a los retos que se avecinan tanto sociales, como tecnológicos y económicos, a los que vamos a tener que enfrentarnos a medio y largo plazo. Desde mi punto de vista, y teniendo simplemente en cuenta el elemento demográfico, es inexorable actualizar la gestión del Sistema Nacional de Salud si queremos preservar sus valores. Una necesidad que no es sólo española sino que ocurre en todos los países de nuestro entorno.
Estoy convencido que estas reflexiones que siempre defiendo desde mi blog y que a veces pueden dar la impresión de repetitivas, aburridas o solitarias, antes o después, se sumarán a las de otras muchas personas con las que coincido en el diagnóstico y estoy seguro que también, en un altísimo porcentaje, en el tratamiento. De hecho, el pasado 23 de enero de 2015, el diario El País publicaba la tribuna ‘Salvar la sanidad pública’ firmada por grandes personalidades del mundo de la filosofía, del ámbito universitario, de las organizaciones sociales o de la gestión. Entre los autores se encontraban, entre otros, Victoria Camps, Adela Cortina, Santos Juliá, Nicolás Redondo, Fernando Savater o Enrique Costas Lombardía, quien fuera vicepresidente del Informe Abril. Es una gran tribuna, de obligada lectura y difusión. Por cierto, qué poca repercusión está teniendo esta columna de opinión, ¿no?
Creo que es muy importante que personalidades del mundo académico, científico, intelectual, político y ético del relieve de estos firmantes manifiesten lo que muchos pensamos y bastantes no se atreven a decir. Dar un paso adelante y liderar la necesidad de renovación del Sistema Nacional de Salud es algo ejemplar. Y, por supuesto, yo me sumo a ellos desde la más absoluta humildad y admiración.
Hay una frase en la tribuna que me ha impresionado: “Renovar el Sistema Nacional de Salud es una exigencia moral apremiante”. Es una frase con una carga de profundidad extraordinaria que pone el dedo en la llaga en el gran problema al que se enfrenta la sanidad pública española porque, o renovamos el sistema de verdad o estaremos atacando a los verdaderos valores de equidad, gratuidad, solidaridad, etc. O renovamos el sistema, o por defender lo antiguo simplemente nos cargaremos el mayor tesoro de nuestra sociedad moderna.
No es una cuestión de ideología sino de ética social.
¡Sumemos ideas, discutamos soluciones con generosidad, seamos valientes, defendamos los valores, critiquemos lo que no funciona, cambiemos lo anquilosado, actualicemos lo viejo!
En definitiva, afrontemos con seriedad la renovación del Sistema Nacional de Salud. Las próximas generaciones nos lo agradecerán.