Rescatando a nuestro sistema sanitario

El crecimiento del gasto sanitario es imparable. Esta frase retumba con fuerza en distintos foros, administraciones y organizaciones sanitarias de todo el territorio nacional. Pero con esto no quiero ser pesimista, al revés. Los españoles saben muy bien lo que quieren: una sanidad de calidad. Pero ante eso, el Estado y las CCAA deben ser conscientes de que el gasto sigue aumentando, como consecuencia del envejecimiento de la población, la cronificación de las enfermedades y de una necesidad de innovación tecnológica y al mismo tiempo no hay margen para perder ni un gramo de exigencia en la cobertura gratuita e universal para todos los ciudadanos.

Las previsiones hablan por sí solas. En 2020, se prevé que el gasto de las distintas comunidades autónomas en materia sanitaria ascienda a la nada desdeñable cifra de los 135.000 millones de euros. De ellos, más de 60.000 millones no tendrán una financiación asegurada. Se sufrirá un déficit de 20.000 médicos en toda nuestra geografía y los costes de los tratamientos se dispararán, lo que multiplicarán el ingente gasto sanitario. En definitiva, unos hechos que pondrán en jaque al ya de por sí maltrecho Sistema Nacional de Salud, si no se incorporan urgentemente una serie de reformas estructurales. No hay duda de que estas cifras obstaculizan la difícil modernización de la red sanitaria.

España, cada vez acercándose más a modelos de otros países europeos, está en proceso de eliminar fronteras entre lo público y lo privado en la sanidad como fórmula para garantizar un sistema universal. La razón: este modelo concesional de colaboración público-privada, al transferir riesgos a la iniciativa privada, permite el desarrollo económico y social por parte del sector público, acometiendo las infraestructuras y equipamientos que requiere el sistema sanitario sin saltarse el corsé presupuestario en el que la crisis económica y el envejecimiento de la población nos tiene sometidos.

Además, la experiencia acumulada en países de nuestro entorno está demostrando las múltiples ventajas de este modelo, no sólo desde el punto de vista presupuestario para la Administración, sino desde la perspectiva de la eficiencia y la calidad en la gestión de la infraestructura y los equipamientos sanitarios. Así, esta fórmula ha obtenido un notable éxito en aquellos campos donde se ha aplicado: infraestructuras, hospitales, escuelas, edificios militares y oficiales, etc. y puede aplicarse a prácticamente cualquier infraestructura pública cuya finalidad sea servir de soporte para prestar un servicio al ciudadano.

Hace tan solo unos días, pude participar en la presentación del informe de la consultora Antares Consulting sobre “Sostenibilidad financiera del sistema sanitario”. en el que se enumeran diez medidas estructurales que garantizarían la sostenibilidad del SNS a largo plazo, y entre las cuales se encuentran la atención y gestión del espacio sociosanitario de manera integrada y de forma cooperativa; invertir en prevención de las enfermedades o implantar modelos de servicios compartidos mediante la alianza de varias organizaciones.

No voy a entrar en debatir la idoneidad de estas u otras medidas. Sí me gustaría subrayar que en el entorno de la colaboración público privada se asientan e integran modelos de gestión sanitaria que ya funcionan sin que puedan llegar a quebrar el principio de gratuidad y la universalidad que caracterizan tradicionalmente a nuestro sistema sanitario y que permitan, a su vez, garantizar a las administraciones un mayor desahogo económico.

En la Comunidad Valenciana desde el año 1999, lleva practicándose con éxito el modelo Alzira. Un modelo concesional de colaboración público privada, plenamente asentado con los hospitales de La Ribera, Torrevieja, Denia, Manises y el recientemente inaugurado Vinalopo-Elche. Un modelo sanitario que se está implantando en la Comunidad de Madrid donde ya funcionan el hospital de Valdemoro y el Laboratorio Central y se están construyendo los hospitales de Torrejón, Móstoles y Collado-Villalba. Un modelo que ha suscitado el interés de gobiernos e instituciones nacionales e internacionales y que reduce hasta en un 25% el coste respecto a los centros de gestión directa. Un sistema que combina la fortaleza de la sanidad pública y mejora el rendimiento de los recursos públicos al aprovechar la experiencia del sector privado en el desarrollo y la gestión de infraestructuras y servicios y que transmite los riesgos de construcción y disponibilidad al sector privado. Y, todo ello, sin ir en perjuicio de la calidad asistencial, tal y como se deduce de un estudio del Global Health Group del año 2009 “Public Private Investment partherships. An innovative approach for improving access, quality,and equity in healthcare in developing countries”, donde se resalta precisamente el alto grado de satisfacción de los pacientes, así como la contribución del modelo al mantenimiento, sostenibilidad y viabilidad del sistema público sanitario.

Con este modelo, ya aplicado en otros países europeos como Suecia o Inglaterra, los pacientes se benefician de una sanidad más accesible, y de una calidad asistencial óptima, derivada de la incorporación de la tecnología más puntera. Y todo ello, sin que se vea afectado el control de los servicios por parte de la Administración pública, y consiguiendo la eficiencia económica. Además de todo ello, la Administración pública puede anticipar, gracias a la fórmula del pago capitativo (pago por ciudadano), el coste sanitario total y puede contar, sin riesgo alguno, con capital adicional para acometer nuevas infraestructuras.

Son muchas las razones que pueden sustentar la promoción del modelo Alzira, sobre todo, en períodos de recesión económica. Pero lo principal razón es que todos queremos recibir la mejor asistencia sanitaria pública y gratuita, el mejor y más efectivo tratamiento, que nos atiendan los mejores profesionales….y esto es un lujo, hoy en día al alcance de todos, pero no sabemos por cuánto tiempo. Así que es momento de plantear reformas estructurales en nuestro sistema- sin renunciar a los elementos que lo han convertido en un referente mundial – de manera que permita reflotar y desalojar del barco sanitario los actuales problemas de sostenibilidad.

 

Alberto de Rosa.Salut i Força / 01/11/2010

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