Desde Canadá

Imagínate un país con la sanidad descentralizada a las regiones. Imagínate un país en el que el 40% del gasto del presupuesto del gobierno regional sea gasto sanitario. Imagínate un país en el que el crecimiento del gasto sanitario sea superior al crecimiento del PIB en los últimos 15 años. Imagínate un país en el que la deuda pública de las regiones sea muy elevada en proporción  a la deuda nacional. Después de leer esto seguro que pensarías que este país es España, pues no, este país es Canadá.

Acabo de regresar de presentar el modelo de gestión de Ribera Salud en la reunión Health Care Governance Forum and Leadership Summit. Bajo el título ‘Integrated Care: From Hospitals to Population Health Systems – Lessons from Spain’, he impartido una conferencia en la que he explicado el modelo de integración asistencial, el modelo capitativo y los tres pilares en los que se basa el éxito de la gestión: las tecnologías de la información, los profesionales y la gestión clínica.

Una de las oportunidades que nos ha brindado el Modelo de Gestión de Ribera Salud es poder acercarnos a la realidad sanitaria de otros países para conocer, de primera mano, las reflexiones y reformas que se están acometiendo en otros lugares para intentar hacer frente a los grandes retos que se están planteando en el sistema sanitario.

Es tentador tener una visión localista e ignorar los profundos cambios que se están produciendo en la sanidad de países tan avanzados como los Estados Unidos, Reino Unido u Holanda, o en aquellos que aspiran a dar un salto cualitativo en infraestructuras y en modelo sanitario como, por ejemplo, Eslovaquia y toda la región de Europa Central o América Latina. La sostenibilidad de la sanidad es un problema global, no local. Es un hecho incuestionable que España afronta los mismos retos y comparte los mismos objetivos que los países de su entorno.

Por este motivo, existe una tendencia creciente entre los líderes sanitarios a creer que es necesario un cambio de enfoque desde modelos centrados en los “prestadores” hacia otros modelos asistenciales centrados en identificar y satisfacer las necesidades asistenciales de la población para alcanzar el Triple Aim for healthcare systems definido por el Institute for Healthcare Improvement (IHI):

  1. Mejorar los resultados en SALUD de la población.
  2. Aumentar la calidad asistencial y la satisfacción del paciente.
  3. Ganar eficiencia y controlar el coste sanitario per cápita.

En mi opinión, estas reflexiones que se están produciendo en todo el mundo, comparten tres elementos: la necesidad de hacer un sistema basado en la justicia social y valores públicos, la necesidad de hacer un sistema sostenible como un compromiso con las futuras generaciones y la necesidad de introducir en el sistema altos niveles de especialización, profesionalización, tecnología y gestión para afrontar con éxito los retos de la cronicidad, nuevas terapias y medicamentos. Estos son los grandes objetivos que unen a todos los agentes del sistema sanitario en todos los continentes.

Desde el grupo Ribera Salud aspiramos a la creación de un observatorio estatal que analice de forma exhaustiva e independiente los diferentes modelos de gestión sanitaria existentes para poder mostrar, con datos reales y comparables, la aportación de valor de cada uno de ellos; sabiendo que nada es blanco o negro, sino que hay muchos matices de gris. Y todo ello debe contribuir a una discusión serena, abierta y objetiva porque, estos debates, son los que están sucediendo en todo el mundo y no podemos, ni debemos, mantenernos al margen.

Estos debates, espero, nos sirvan de estímulo para seguir mejorando y para aprender de otras experiencias, adaptándonos a las necesidades de una sociedad cambiante porque el objetivo de todos los que trabajamos en sanidad es mantener y contribuir a mejorar nuestro gran sistema público.

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