Los modelos de colaboración público privados tienen una larga tradición en la sanidad española. Es el caso del modelo de farmacia español, un ejemplo de gestión privada de un servicio público, que cuenta con una extraordinaria valoración por parte de los ciudadanos. Pero, por lo que respecta a la gestión sanitaria, hay que diferenciar fundamentalmente tres modelos: Muface, el sistema concesional y los conciertos entre la Administración y el sector privado.
Me gustaría hacer hoy una reflexión sobre el modelo Muface, ahora que hay tanto debate sobre el mismo. Lleva funcionando en España más de 30 años, pero hay que decir que no es un modelo complementario del sistema público sino que se trata de un modelo SUSTITUTIVO por el que se inclinan, -qué paradoja-, todos los años 2.000.000 de funcionarios. Todos ellos decidirán, en el mes de enero, si quieren recibir la asistencia sanitaria a través de la sanidad pública, o bien por compañías de seguros privados. Llama la atención sobremanera que aproximadamente el 85% de los maestros, jueces, militares y funcionarios públicos en toda España, en general, se inclinen por recibir su prestación y la de sus familias a través de compañías privadas y no a través del Sistema Nacional de Salud. Sorprendente dato, ¿no?
En estos momentos hay abierto un debate mediático en el que importantes partidos políticos, como el PSOE (Batería de preguntas parlamentarias presentadas por el PSOE sobre Muface), IU-ICV (Batería de preguntas escritas sobre Muface presentada por el diputado de IU-ICV Joan Coscubiela en el Congreso) y UPyD (Pregunta parlamentaria presentada por UPyD sobre Muface), además de sindicatos y fuerzas sociales, como CSIF o CC.OO., están desarrollando una campaña para mantener y defender este modelo SUSTITUTIVO. Y eso está muy bien, desde mi punto de vista, porque si el modelo Muface funciona bien, cuenta con la satisfacción de los usuarios y supone un ahorro para la Administración habrá que mantenerlo. De hecho, algunos sindicatos le están pidiendo al Gobierno Central que aumente las primas de las compañías privadas de salud con el fin de mantener este modelo. Me parece interesante ver cómo las organizaciones sociales se preocupan por la solvencia de estas compañías privadas.
Pero, lo que más me llama la atención de toda esta situación y no puedo dejar de destacar es que estas voces que reclaman la continuidad del modelo Muface sean las mismas que critican el ‘Modelo Alzira’, un modelo COLABORATIVO y COMPLEMENTARIO, integrado dentro del Sistema Público, que contribuye a su sostenibilidad e innovación manteniendo los valores de equidad, solidaridad y universalidad de todos los ciudadanos por igual.
Estoy convencido de que la responsabilidad de todos los agentes y el sumar, en vez de dividir, son valores que hoy, más que nunca, hay que pedir a nuestros responsables públicos, agentes sociales y al sector empresarial en general. Por lo tanto, contribuyamos entre todos a mantener los modelos de colaboración público privados. Por su larga tradición y buenos resultados de satisfacción, asistenciales y económicos para las arcas públicas defendamos el modelo Muface.