Siempre que tengo ocasión, en mis intervenciones en los medios de comunicación, en las conversaciones con colegas del sector, en los foros y debates donde participo, lo digo: es necesario que haya más transparencia en los datos que ofrecemos a la opinión pública, tanto desde el sector público como desde el privado. Y para ello es prioritario la creación de un observatorio externo independiente que analice y compare los resultados en salud, la calidad asistencial, las listas de espera, y que genere información pública y accesible a toda la población y contribuya con nuevos enfoques a la sostenibilidad y mejora de la calidad de la asistencia sanitaria.
Es una idea recurrente que se ha vuelto a poner sobre la mesa en dos interesantes jornadas a las que he sido invitado a participar. Por un lado, aplaudo la iniciativa de Ignacio Para y la Fundación Bamberg para convocar, bajo el sugerente título de ‘El Renacimiento de la Sanidad’, a un grupo de expertos para debatir desde el sosiego y aportar propuestas de mejora. Por otro lado, felicito a ESADE, al Foro PPP y a Kreab Gavin Anderson por la excelente jornada que organizaron bajo el título ‘Los beneficios de la colaboración público-privada para la sociedad: hacia un nuevo marco relacional’.
En ambos encuentros quise dejar claro que nadie cuestiona nuestro excelente sistema sanitario, pero que es necesario debatir sobre áreas de mejora en su forma de gestión porque en estos momentos, tanto en España como en los países de nuestros entorno a los que debemos aspirar a parecernos, las empresas privadas contribuyen a la innovación y forman parte de proyectos pioneros que ponen a disposición de la Administración y se desarrollan con éxito.
Os dejo el resumen de mi intervención, el pasado 22 de septiembre, en el Ateneo de Madrid. Espero que os guste.
“Creo que sí que hace falta de hablar del renacimiento de la sanidad. Porque en verdad, si dividiéramos la situación en pre-crisis, crisis y pos-crisis tendríamos este escenario: en la precrisis ha habido una gran inflación en la construcción de infraestructuras y un considerable aumento en el número de profesionales, que probablemente era necesario. Además de un aumento del gasto muy por encima del incremento del producto interior bruto.
Si analizamos los primeros datos de la crisis, y contemplo este período desde el 2010 con un gobierno y a partir del 2012 con otro gobierno, fundamentalmente la contención de gastos se ha producido en dos partidas, en inversión y en gasto farmacéutico, que son las principales áreas que han tenido durante estos años importantes recortes. Y ello se ha traducido en un empeoramiento de las condiciones generales del sistema, tanto para los ciudadanos en términos de listas de espera, como para los profesionales en términos de condiciones de trabajo. Y ahora que parece que estamos saliendo de la crisis, hay que decir que lo hacemos en peores condiciones que las que teníamos cuando entramos.
Creo que se está produciendo una cierta desafección de los ciudadanos y de los profesionales. Y así lo demuestra la última encuesta realizada por el CIS. Porque tenemos un sistema que empieza a estar descapitalizado por estas importantes disminuciones de las inversiones durante todo este período de la larga crisis. Sin embargo, deberíamos tener un compromiso con la sociedad de mejora de los servicios y de adaptación a las necesidades reales del ciudadano que tenemos hoy. No debemos desaprovechar este momento para introducir las reformas porque, queramos o no, los costes van a ir a más.
Además, tenemos que hacerlo cumpliendo nuestros compromisos como país. Porque la única reforma constitucional que ha habido en España ha sido para comprometernos con nuestros socios europeos a cumplir el déficit. Creo que ahí sí que ha habido unión entre los partidos para hacer frente a un momento delicado como país y debemos cumplir nuestros compromisos ante nuestros socios europeos. A todos los partidos aquí representados y a personalidades tan importantes de nuestro sector, es el momento de reflexionar, es el momento de acordar.
Creo que eso es lo que queremos los ciudadanos de España. Que haya reflexión y que haya acuerdo. Y que no que haya un retroceso en el debate intelectual que es lo que se está produciendo en este país en estos momentos. No se trata de ver quién aporta la solución más fácil y más vendible. Se trata de portarse con los ciudadanos como adultos. El Informe Abril fue un buen ejemplo y considero que sería un buen momento para recuperarlo. Y, desde luego, hemos de volver a pensar y debe ser el centro de toda la reflexión, que el ciudadano quiere que el sistema funcione bien. Y, desde luego, quiere que tanto los políticos como los gestores estemos a la altura de lo que ellos se merecen”.