“Lo siento mucho por todos aquellos que vaticinaban que Alzira moriría de éxito una vez se desmarcara de la gestión privada”. Así empezaba la primera entrada de mi blog dedicada a la reversión del Departamento de Salud de La Ribera (Alzira), y que continuo hoy haciendo hincapié en la necesidad de publicar, analizar y comparar los resultados en salud, la calidad asistencial, las listas de espera para generar información pública y accesible a toda la población y contribuir, con nuevos enfoques, a la sostenibilidad y mejora de la calidad de la asistencia sanitaria de los valencianos. Arranca el capítulo 2.
Enfrentar la gestión pública a la gestión privada es un completo error típico de gente con pocos recursos intelectuales. Ambas gestiones son más que complementarias, se necesitan; pero mientras sigamos enfrentando ambas formas de gestión poco vamos a hacer por nuestros ciudadanos, excepto enredarnos en un debate sinsentido que se reduce, muy a mi pesar y lamentándolo mucho, en criterios exclusivamente sectarios.
¿Realmente de cuánta información disponemos de antes, durante y después de la reversión? Datos, datos, datos. Se nos reclamaban cuando gestionábamos el área de salud de La Ribera de la mano de la Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública; sin embargo, ahora que capitanea ella su dirección a solas, parece que no importan. No son relevantes y me pregunto: ¿sigue siendo la transparencia la base fundamental de una buena gestión de los recursos públicos?
Resulta inconcebible que los que criticaban la hipotética falta de transparencia, responsabilidad y buen gobierno por parte de nuestra empresa, sean ahora los mismos que escoden las evidencias de la decadencia de La Ribera: más listas de espera, saturación de urgencias, más gasto público por el desvío de pacientes a clínicas privadas, impagos de incentivos y retrasos de hasta 9 meses en las extras, se compra material un 70% más caro, entre otros.
Son las cifras del fracaso que ponen de manifiesto las malas prácticas públicas. Son las cifras de retroceso fruto del capricho del sectarismo. Son las cifras de la caída de un hospital que fue referencia y catalogado como uno de los ‘Mejores de España’. Alzira es un claro ejemplo de la mala gobernanza pública que, sin duda, se estudiará en el futuro en las universidades y escuelas de negocios como una mala aplicación de las decisiones políticas en perjuicio del bienestar de los ciudadanos. Al tiempo.
Son las cifras que en vez de ser recopiladas por un observatorio de cooperación público-privada están copando las portadas de los medios de comunicación locales. Está bien que la prensa haga seguimiento del estado del departamento de salud, -el ciudadano lo reclama-, pero mejor sería si ese seguimiento lo hiciera un organismo independiente, que pusiera en una justa balanza ambos modelos de gestión con la finalidad de nutrirse el uno del otro.
Este observatorio ha sido una promesa incumplida del Gobierno valenciano y las empresas que trabajan de la mano de la Administración Pública comienzan a sentir la fiebre de la inseguridad jurídica. Este observatorio iba a estar integrado por representantes del sector privado y de la administración e iba a permitir supervisar con control, seguimiento y transparencia un modelo de gestión que está llamado a jugar un importante papel para nuestro progreso como sociedad. Sin embargo, más de un año después aquí seguimos, y mientras esperamos seguiremos leyendo en los periódicos titulares como estos: “Un año de reversión: La Ribera, más plantilla pero más listas de espera”, o “Un informe de Sanidad refrenda los aumentos de las listas de espera en La Ribera”.
Espero volver a escribir en mi blog sobre el observatorio, pero no de forma ficticia sino real con datos, datos, datos. Datos objetivos, imparciales e independientes como los que recopila el Síndic de Comptes de la Generalitat Valenciana a quién le envío un abrazo a él y todo su equipo, -me consta que son asiduos de mi blog-, porque no debe ser fácil hacer esta magnífica labor de análisis sin soportar innumerables presiones. Desde aquí les animo a que elaboren un nuevo informe sobre el Departamento de Salud de la Ribera.
¿Alguien recoge este guante?