La semana pasada, Alicante acogió la celebración del 19º Congreso Nacional de Hospitales. Por motivos de trabajo, tristemente, no pude asistir a esta multitudinaria convocatoria que reunió a más de 2.000 profesionales sanitarios de toda España. Amigos a los que me hubiera gustado saludar. Para mí participar en la edición de este año era importante por varios motivos. Porque el Director de Planificación y Proyectos de Ribera Salud, Mariano Guerrero, era el presidente del congreso, porque no quería perderme ninguna de las ponencias de los distintos miembros que componen mi equipo de trabajo, -Ribera Salud ha participado activamente en esta edición-, y porque el programa contemplaba distinguir a personas representativas dentro del sector como Miguel Carrero, Francisco Ivorra o José Antonio Ávila con los que me hubiera gustado coincidir. No sabéis bien con cuánta ilusión me hubiera desplazado hasta Alicante para recibir yo también esa distinción, y más, cuando acabo de celebrar mis bodas de plata en el sector sanitario. Me imaginé, y ya me lo han asegurado los que allí estuvieron presentes, que el presidente de Sedisa, Joaquín Estévez, tendría unas amables palabras hacia mi persona. Así que yo no podía no estar presente, yo no podía estar callado, por eso le envié unas cuantas líneas a mi amigo Mariano para que correspondiera en mi nombre a este homenaje.
A continuación, comparto con vosotros mis palabras de agradecimiento. Espero que os gusten.
Buenas noches, autoridades, miembros del SEDISA, de la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería, queridos amigos. No sabéis con cuánta alegría recibo esta noche vuestro galardón. De verdad, es una gran emoción. Lamento enormemente no poder compartir con vosotros esta velada. Por eso, le he pedido al presidente del Congreso y amigo mío, Mariano Guerrero, que se dirigiera a vosotros en mi nombre porque quiero estar cerca de vosotros a pesar de los miles de kilómetros que nos separan.
Recibir un homenaje justo cuando acabo de celebrar mis bodas de plata en el sector es toda una oportunidad. Sí, como lo oyen, una oportunidad. Cuando hace 25 años decidí dedicarme a la sanidad lo hice con la vocación de contribuir a renovar un sector que por aquel entonces pedía cambios y, a día de hoy, continúa demandando reformas. Nuestro sistema reclama urgentemente ser reformado para adaptarse a los nuevos tiempos, para poder hacer frente a los importantes retos que ya tenemos aquí, y a los que vamos a tener que enfrentarnos con decisión. Desde mi punto de vista, y teniendo simplemente en cuenta el elemento demográfico, es inexorable actualizar la gestión del Sistema Nacional de Salud si queremos preservar sus valores.
Desde que yo me iniciara en el ámbito de la gestión sanitaria han cambiado muchas cosas, pero esta noche no quiero hablar del pasado sino del futuro. Porque el paciente está cambiando, porque la tecnología está en constante renovación, porque los avances científicos son cada día más importantes, los gestores estamos obligados a la optimización en la gestión de los recursos. No hace mucho tiempo, leí una frase en un artículo de opinión que firmaban importantes personalidades del mundo académico, científico, intelectual, político y ético que me impresionó y decía: “Renovar el Sistema Nacional de Salud es una exigencia moral apremiante”.
Es una frase con una carga de profundidad extraordinaria, que pone el dedo en la llaga del gran problema al que se enfrenta la sanidad pública española porque, o renovamos el sistema de verdad o estaremos atacando a los verdaderos valores de equidad, gratuidad y solidaridad. O renovamos el sistema, o por defender lo antiguo simplemente nos cargaremos el mayor tesoro de nuestra sociedad moderna.
Mi sueño, -si me permiten hacer un guiño al famoso discurso que dio Martin Luther King-, es que todos los que esta noche estamos aquí reunidos sumemos ideas. Mi sueño es que todos los que esta noche estamos aquí discutamos soluciones. Mi sueño es que seamos valientes. Mi sueño es que todos los que estamos aquí tengamos el valor de defender los valores de la sanidad pública. Mi sueño es que, por fin, cambiemos lo anquilosado. Mi sueño es que actualicemos lo viejo. Mi sueño sería que la próxima vez que nos volviéramos a encontrar en un foro de estas características no tuviéramos que hacer alusión al Informe Abril, ni a todas estas necesidades de mejora y que fuera una joven promesa la que estuviera en este escenario hablándonos de los nuevos retos y no yo que, como casi siempre, termino defendiendo un modelo de gestión compartido que algunos sectores se empeñan en enfrentar con la Administración cuando somos su mejor aliado.
Por favor, afrontemos con seriedad la renovación del Sistema Nacional de Salud. Las próximas generaciones nos lo agradecerán. Yo voy a seguir trabajando en ello. Otros 25 años más. Y ustedes que lo vean. Muchas gracias.