He tenido la oportunidad de estar en Washington DC de la mano del Modelo Alzira, viendo y percibiendo la extraordinaria repercusión de lo que estamos haciendo y del seguimiento que desde organismos tan importantes como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo se viene realizando sobre la evolución del Modelo Alzira.
Es verdad que hay elementos al que ya no damos importancia después de 13 años y que siguen asombrando a instituciones de tanto nivel como los antes mencionados.
El papel de la Administración (básico para mí un Gobierno potente y unas reglas del juego claras), la gestión del contrato concesional (debiendo entender que la Administración y el sector privado somos socios a largo plazo y hay que hacer que los automatismos en esta relación sean la norma general), el sistema de financiación capitativo (que todos tenemos claro que es el futuro porque alinea los intereses y objetivos de todos los agentes, pero que llegar al nivel de de definición actual ha sido un duro camino), la gestión de los profesionales (aplicando herramientas modernasde gestión, vinculando la retribución a los objetivos etc…), las relaciones con los sindicatos y demás agentes como las sociedades científicas, ayuntamientos etc, hacen del Modelo Alzira y su gestión cotidiana, una experiencia que debe ser conocida para poder ser replicada en otras áreas del mundo.
Tanto el Banco Mundial, como el Banco Interamericano de Desarrollo tienen entre sus líneas de trabajo (Cada uno con sus objetivos) el desarrollo e implantación de los PPP en sanidad en sus áreas de influencia.
Y en ello estuvimos trabajando con intensidad en mi viaje a Washington DC, proponiendo además futuras agendas de trabajo.
Creo que es el momento de dar el salto del Modelo Alzira al ámbito internacional. Creo que nuestra experiencia está consolidada y estoy seguro de que tenemos, con toda humildad, mucho que enseñar.
Vamos a mantener líneas de trabajo y de colaboración estables con el fin de poder mostrar un Modelo que, además de gestión sanitaria avanzada, supone una nueva visión de la relación con la Administración Pública, con los profesionales, con los ciudadanos a los que servimos, con una estrategia y herramientas del siglo XXI.
Dejemos a un lado viejas banderas y demos el salto en la gestión de los servicios públicos que nuestros ciudadanos nos están pidiendo hoy y exigiendo mañana.
Por el bien de todos.