Esta mañana he asistido, en Madrid, a la presentación del libro “Colaboración público-privada en sanidad: el Modelo Alzira”. Este libro, que tiene por objeto analizar el funcionamiento de las concesiones sanitarias valencianas y su rol dentro del sistema sanitario público, compara sus resultados con los de algunos hospitales catalanes públicos y privados. Este trabajo es la consecuencia de un encargo realizado a la Fundación Gaspar Casal y al Centre de Recerca en Economía y Salud de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona. Estoy muy satisfecho con el resultado y, en este sentido, me gustaría trasladar al blog las siete reflexiones personales que he compartido con los asistentes.
LA PRIMERA es que el objetivo de todos debe ser preservar el Sistema Nacional de Salud y para ello, tanto la gestión directa como la gestión indirecta del sistema deben ser permanentemente evaluadas y deben exponerse sus resultados ante la sociedad. Y esto nunca puede ser deseo o voluntad del concesionario en los modelos de gestión indirecta, sino que debe ser una obligación del financiador, del gobierno, porque parece lógico que las decisiones de los gobiernos estén basadas en datos y no en opiniones.
El Modelo Alzira, en los últimos años, ha visto como crecía su prestigio internacional y cómo cada vez más, ha sido objeto de estudio por parte de distintas entidades públicas y privadas interesadas en evaluar sus resultados. Además de este libro que hoy presentamos, y del que estoy muy orgulloso porque responde a nuestro objetivo de máxima transparencia con la sociedad, quiero destacar dos estudios recientes, también muy importantes. El de la Universidad de Berkeley con la Universidad Carlos III de Madrid, del que ya hay conclusiones muy contundentes, y el informe de la Sindicatura de Cuentas de la Generalitat Valenciana, realizado por encargo del propio gobierno, que aporta cinco conclusiones que considero fundamental que todo el mundo conozca. Y aunque ahora parece que hay interés en que no se difunda este estudio, el informe completo está en la web de Ribera Salud y en la web de la propia Sindicatura a disposición de todos los ciudadanos.
Las cinco principales conclusiones de este informe, repito, hecho por un funcionario público de la Generalitat Valenciana son:
- El modelo concesional tiene un coste inferior del 25% para la Administración Pública.
- Tiene menores listas de espera que los centros de gestión directa.
- El índice de satisfacción de los pacientes es mayor.
- Tiene mejores resultados de calidad asistencial.
- Y aporta mayor inversión por ciudadano que en los centros de gestión directa.
Estas conclusiones cuando las leyeron en la Universidad de Harvard, donde el Modelo Alzira se estudia como ‘caso de éxito’, me llamaron para felicitarme porque “con estos datos tan contundentes de un informe público, es imposible que un gobierno desmonte el modelo concesional”, me dijeron.
MI SEGUNDA REFLEXIÓN es que los retos son globales, no locales. Todos los países de nuestro entorno están en procesos de reflexión sobre la sostenibilidad del sistema público y utilizan diversas fórmulas para dar respuestas eficientes a las necesidades sociales. Todo el mundo coincide en que no hay fórmulas mágicas, ni únicas. Parece que nuestro país es una excepción pero estoy seguro que a medida que haya estudios como el que hoy presentamos, en una sociedad madura, los ciudadanos exigirán a los gobernantes que sus decisiones se basen en hechos y no en opiniones.
LA TERCERA REFLEXIÓN es que el debate público es positivo y necesario. El Modelo Alzira nació con un debate público que siempre nos ha acompañado. Pero me gustaría decir que este debate no se debe hacer desde planteamientos de confrontación de modelos de gestión, sino desde la búsqueda de planteamientos que sumen conocimiento, tecnología y que generen valor para los ciudadanos. Esto es lo que se debe de exigir a los gestores del sistema sanitario.
EN CUARTO LUGAR, creo que es imprescindible la transparencia de todos los agentes: gobiernos, reguladores, empresas privadas, etc. Por esta razón, lamentamos que no se hayan podido utilizar datos de la Comunidad Valenciana para hacer este libro, pese a que fue solicitado dos veces a la Conselleria de Sanitat y una vez a la Conselleria de Transparencia, sin obtener respuesta a estos requerimientos de colaboración en un estudio de investigación avalado por una universidad pública. Estoy seguro que cuando los responsables de la Administración vean la calidad de este estudio, les servirá de reflexión para que en el futuro sean ellos los que impulsen este tipo de proyectos y que comprueben que su actitud no responde a lo que se espera de los gobernantes del siglo XXI.
LA QUINTA REFLEXIÓN es que el principal activo de un sistema de salud son sus profesionales. En este sentido, fuimos los primeros en introducir modelos de incentivación que contribuyeran a involucrar a los profesionales en la gestión del modelo. Siempre hemos defendido que uno de los problemas del sistema público tradicional es la no introducción de modelos de incentivos que premien a los que más valor aportan. Si esto lo defendemos para los profesionales, también creemos que se deben de evaluar los modelos de colaboración público privada y premiar a los que aporten mayor valor y, en todo caso, rescindir los contratos a los que no aporten valor. Porque si la consecuencia de una magnífica gestión o de una pésima gestión es siempre la misma, que es anular el contrato, ¿cómo se puede pretender que este modelo aporte valor en el largo plazo?, ¿cómo se pueden sentir los profesionales que están trabajando todos los días para dar el mejor servicio a los ciudadanos?
EN SEXTO LUGAR, creo que no es responsable que se cuestionen modelos por criterios ajenos al análisis empírico de resultados. Me preocupa que en una comunidad que tiene las peores cifras de lista de espera de su historia, nadie haya preguntado cómo podemos conseguir que los ciudadanos en el modelo concesional se ahorren más de dos meses para ser intervenidos respecto a los centros de gestión directa, con el perjuicio que supone desde el punto de vista del bienestar para el ciudadano y de coste para el sistema. Y me preocupa como gestor sanitario y, sobre todo, como ciudadano.
LA SÉPTIMA REFLEXIÓN es que toda obra humana es siempre mejorable. Por ello, la responsabilidad de todos es contribuir a mejorar y adaptar la realidad a cada momento: la gobernanza, los mecanismos de control y evaluación del sistema y en el que incluyo, por supuesto, la gestión directa y la gestión indirecta. No podemos volver al modelo sanitario de hace 30 años, que ya cuestionaba hace 25 años el Informe Abril impulsado por Julián García Vargas, al que me alegro de poder saludar hoy aquí y aprovecho para agradecerle su aportación en la reforma y mejora de nuestro Sistema Nacional de Salud y su apoyo al Modelo Alzira desde que nació en 1999.
EN DEFINITIVA, la principal conclusión es que la solución no puede ser algo que dejó de funcionar hace 30 años.
Muchas gracias y enhorabuena a los autores de este magnífico estudio.