Ha fallecido el doctor Joaquín Farnós, una persona a la que la Sanidad y la política de la Comunidad Valenciana y de España le deben mucho. Siempre fue un pionero y, en mi opinión, una persona muy avanzada a su tiempo. Porque no dudó en defender proyectos, iniciativas y modelos de gestión para garantizar la calidad de la Sanidad pública y la sostenibilidad del sistema con una visión de largo recorrido. Farnós representa la figura liberal, reformista y progresista, que ha creado escuela y cuyas propuestas han heredado y mantenido todos los partidos que han tenido responsabilidades en el Gobierno valenciano después de su etapa como consejero.
A Farnós le gustaba innovar ya en los difíciles años 70. Fue pionero en la implantación del termalismo para la rehabilitación y patologías reumatológicas en la Comunidad Valenciana. Y no solo en su faceta médica sino también política. Con un espíritu liberal, reformista y centrista, conciliador e integrador, contribuyó a consolidar la Democracia en España desde la fundación de la Unión de Centro Democrático en Castellón hasta la participación en la redacción de la Constitución de 1978.
Joaquín Farnós amaba a su tierra, Castellón, pero desde ahí apostó siempre por los equilibrios territoriales. Y en su etapa como consejero de Sanidad del Gobierno valenciano puso en marcha iniciativas absolutamente pioneras. Me gustaría destacar tres:
La primera es el plan de choque, lo que ahora conocemos como conciertos para combatir las listas de espera. Aunque ya existían en la etapa anterior, con los gobiernos del Partido Socialista, su gran logro fue sistematizar que cualquier persona con más de 90 días en lista de espera en la Comunidad Valenciana podía elegir entre ser operado en su hospital u operarse en una clínica privada. Con esta iniciativa, fue el primero en romper la dicotomía entre lo público y lo privado, poniendo el sistema sanitario en su conjunto al servicio de los ciudadanos. Esa medida, que en su momento fue muy criticada por quienes gustan en repetir el mantra de “la privatización de la Sanidad” casi en cualquier foro, tuvo tal éxito que no solo se ha mantenido 25 años, sino que se ha extendido en España y la emplean gobiernos de cualquier signo político.
La segunda iniciativa revolucionaria que impulsó Joaquín Farnós fue la creación del complemento C, con el que se acabó con la exclusividad de los médicos en el sistema público. Antes de este complemento, los médicos que ganaban su plaza en el sistema público no podían trabajar en el sector privado. Farnós, con esa visión humanista, abierta e integradora vio enseguida que a los profesionales médicos no había que imponerles cómo trabajar, sino que es más adecuado facilitar y dar libertad a los profesionales para que elijan si quieren dedicarse en exclusiva a la Sanidad pública o si prefieren complementar con el ejercicio en la privada.
Y por último pero no menos importante. El doctor Farnós es y siempre será el padre del conocido como modelo Alzira, con la puesta en marcha del Hospital de La Ribera. Como médico y como persona que conocía muy bien tanto el sistema público como el privado, creía firmemente en que del sistema público hay que mantener los valores, la calidad y la universalidad, pero que es necesario permitir que el sector privado participe en la gestión de esos recursos públicos, manteniendo los valores pero innovando en políticas de prevención y aportando flexibilidad en los recursos humanos o las compras, entre otros aspectos. Porque lo importante a largo plazo es sumar recursos, abrir y mejorar un sistema demasiado burocratizado y encorsetado. Y para eso, la incorporación de la iniciativa privada, de la sociedad civil al fin y al cabo, es clave.
Por eso Farnós pudo hacer realidad en solo un año y medio el sueño de toda una comarca y poner fin a la promesa incumplida desde 1982, tras la pantanada de Tous, construyendo un hospital en Alzira con el que dar servicio a toda la comarca de La Ribera. Siempre será recordado por ello.
Tuve la inmensa suerte de conocer y trabajar con el doctor Farnós un tiempo. Y uno de los recuerdos que tengo claramente grabados en mi memoria es que él fue la primera persona a la que le oí decir que era conseller de lo público y lo privado. Joaquín Farnós siempre buscaba sumar, promovía el consenso, hacía gala del espíritu centrista y conciliador de la UCD y conseguía, con ello, sumar a derecha e izquierda. Rebosaba el espíritu del informe Abril, con una visión de futuro del sistema público que está por encima de cualquier ideología, porque apuesta por la sostenibilidad del sistema, apoyándose siempre en las patas de la universalidad, la excelencia y la innovación.
El doctor Farnós siempre vio claro que en la vida hay dos tipos de personas. Las que proponen, construyen, crean y trabajan en positivo, siempre pensando en mejores servicios y un mayor bienestar para los ciudadanos; y las que viven para destruir el presente e incluso se empeñan en cambiar el relato del pasado, porque obviamente los hechos no se pueden modificar.
Hoy quiero reivindicar desde este blog el “espíritu Farnós”, para ponerle como ejemplo de visionario, ecuánime, moderado y conciliador. Gracias por todo, Joaquín.