El Departamento de Salud de La Ribera (Alzira) empezó a ser de gestión pública el 1 de abril de 2018 tras la reversión. Un año ha pasado ya. En mi opinión, tiempo más que suficiente para extraer las conclusiones de su funcionamiento para los ciudadanos y los profesionales. Valoraciones que, como habrán podido leer en mis dos entradas anteriores, son bastante lamentables. Sin embargo, los adalides de este improvisado y descoordinado plan lo siguen ‘vendiendo’ como un gran éxito (ideológico), no como un gran éxito (de gestión) y no hay que tirar mucho de hemeroteca para ver cómo el Hospital de Dénia también ha entrado en campaña. ¿No quieres caldo? Pues toma dos tazas.
Parece que los aplausos de los actos públicos hacen perder la objetividad porque, si con los datos asistenciales que está registrando tanto Alzira como el resto de áreas de salud de la Comunidad Valenciana y el ingente gasto económico que ha supuesto cumplir la promesa de la reversión, -hecha hipotéticamente a unos votantes que nunca la pidieron-, si se vuelve a tropezar con la misma piedra, sin duda, el sistema sanitario público valenciano estará abocado al retroceso. A un flashback a los años 80.
Muchas voces se han alzado a favor de nuestro modelo de gestión es por ello que, en esta ‘serie de catastróficas desdichas’ (ver Netflix), dedicada a la reversión del Hospital de Alzira, sería injusto no destacar el importante papel desempeñado por su exgerente, Javier Palau, y actual Director de Proyectos de Ribera Salud.
Javier Palau llegó a Alzira tras pedir una excedencia en el hospital público de referencia de la Comunidad valenciana, el Hospital Universitario y Politécnico La Fe, donde ocupaba el cargo de Director Médico. Lo hacía por el motivo que alegan muchos profesionales que deciden moverse a hospitales de colaboración público privada, la de tener una mayor flexibilidad en la gestión. Su dilatada experiencia, su visión estratégica, además de su capacidad analítica y talante dialogante lo han convertido en el mejor portavoz que podíamos tener para introducir un debate sosegado, -del que nunca ha desistido-, frente al sectarismo.
En La Ribera hizo un trabajo excepcional. De hecho, antes de ser despedido el domingo 1 de abril de 2018, a las ocho de la mañana, junto a otros directivos (9 de ellos ya han sido readmitidos), quiso presentar a la sociedad, con total transparencia, un balance de la situación actual de los indicadores del centro, e incluso se atrevió a vaticinar muchos de los problemas que han tenido lugar. ¿Viajamos en el tiempo y comparamos?
A continuación, me gustaría compartir con vosotros la última tribuna de opinión que ha escrito Javier Palau para el periódico Levante, así como destacar su participación esta semana en una mesa de debate organizada por la publicación especializada Redacción Médica.
Javier, siempre te estaré agradecido por la confianza puesta en nuestra empresa y por no cesar en tu empeño de poner en valor nuestro modelo de gestión por todo el mundo.
Gracias, de corazón.