25 años en Ribera: el viaje de mi vida

Hoy 1 de diciembre de 2023 cumplo 25 años en Ribera y, por tanto, en el modelo de colaboración público privada que tuvimos el privilegio de poner en marcha entonces. Este mismo día, pero en 1998, fui nombrado gerente del Hospital de la Ribera, en Alzira, primer hospital público de gestión privada de Europa. Junto al realizado con mi familia, ha sido el gran viaje de mi vida. 

Gracias al grupo Ribera, he conocido a personas extraordinarias, de las que he aprendido mucho; he trabajado con equipos que transmiten pasión, entrega y profesionalidad, con quienes ha sido un privilegio compartir el nacimiento de nuevos proyectos y la transformación de otros ya existentes; y he tenido la oportunidad de conocer la Sanidad de muchos países del mundo, colaborar con prestigiosas universidades en cursos de gestión sanitaria y hablar de salud e innovación sanitaria con grandes figuras políticas y líderes de la Sanidad mundial. Reconozco que, cuando asumí la gestión del Hospital de la Ribera a los 36 años, no pensé jamás que viviría todas estas experiencias. 

Por todo ello, quiero compartir con vosotros un íntimo sentimiento de pertenencia, orgullo y satisfacción. Sobre todo, por haber llevado el nombre de Valencia y de España literalmente a los cinco continentes con un modelo de gestión sanitaria que, cuestiones políticas al margen, ha demostrado objetivamente, con datos contrastados, que ofrece una magnífica atención a los ciudadanos, rápida, sin listas de espera y a un menor coste para la administración por su mayor eficiencia. Y demostrando siempre que el lema que anunciamos ya en 1999 de “Humanización y tecnología al servicio del paciente” iba a ser nuestro faro y nuestra guía.

En estos 25 años, no todo ha sido fácil. Desde el principio ha sido un camino duro en el que hemos podido disfrutar de momentos inolvidables y extraordinarios, pero también hemos tenido que aprender de errores que hemos cometido. Además, hemos vivido momentos duros y tristes, algunos fruto de decisiones irracionales y sectarias. Pero hoy no es el momento de acordarse de ellos.

Remontándome al origen de esta aventura vital, lo primero que quiero contar es que antes de ese 1 de diciembre de 1998 nunca había estado en Alzira, una ciudad a 50 kilómetros de Valencia, pero tan mal comunicada que en aquel momento no tenía ni autovía. Durante 16 años, el Gobierno valenciano de entonces se había comprometido a hacer un hospital en la comarca de La Ribera, concretamente, desde las dramáticas inundaciones que dieron lugar a la conocida como pantanada de Tous, en 1982. Pero esa promesa nunca se había hecho realidad. Hasta que a mediados de los 90, un grupo de políticos y de gestores sanitarios con talento e imaginación, valientes y sin complejos, sumaron esfuerzos y recursos para hacer realidad el sueño de esta comarca de 250.000 habitantes y tener un hospital de vanguardia que cuidara de su salud y bienestar.

Mi primer recuerdo del proyecto, que dio origen al modelo de colaboración público privada en Sanidad que representa Ribera, es llegar a un hotel donde Adeslas, la compañía de seguros impulsora inicialmente del hospital, había establecido su base de operaciones, reacondicionando como oficinas dos plantas del hotel Reconquista, mientras se construía el hospital. Bonito y simbólico nombre, por cierto, para recordar el pasado y mirar hacia el futuro de Ribera. 

Allí conocí a una de las personas de las que más he aprendido en mi vida, el doctor Antonio Burgueño, que en aquel momento era el director médico de Adeslas y al que yo siempre he considerado el verdadero inspirador del modelo Alzira. Escuchando a Antonio, vi claramente el futuro de la Sanidad. En ese momento él ya tenía en la cabeza que debía ser un hospital sin papel, ágil, eficiente, centrado en trabajar por la salud de los ciudadanos a partir de la prevención y totalmente integrado con la atención primaria para buscar proximidad y eficacia. Veía un hospital con modelos de retribución flexibles y avanzados para los profesionales y con la tecnología más avanzada para el diagnóstico y la práctica clínica. Me gustaría, en este punto, dejar constancia de mi máxima admiración, respeto y agradecimiento al doctor Burgueño, por lo que ha supuesto para el modelo de gestión de la salud que representa Ribera y por lo que me ha aportado a lo largo de este cuarto de siglo. Gran parte de lo que soy se lo debo a mi admirado Antonio Burgueño.

Empezar un proyecto de cero nunca es fácil y, en este caso, nos encontramos además con las dificultades propias de un modelo innovador y rompedor, puesto que no había ningún hospital similar en el mundo. Nuestro objetivo desde el principio fue doble: dar la mejor asistencia a los ciudadanos de La Ribera, que tanto habían luchado por su hospital, pero haciéndolo de un modo que convirtiera al hospital en una referencia, en un motor transformador de la Sanidad española. Y creo que, mirando con la perspectiva que te dan 25 años de trabajo, lo conseguimos. Trabajando mucho, haciendo frente a muchos que no querían que el hospital fuera un éxito, contando con todos los profesionales y formando un equipo joven, valiente, comprometido y que tenía mucha ilusión y una entrega total. Seguramente por eso, en poco tiempo este hospital tuvo un gran reconocimiento nacional e internacional, y tanto instituciones públicas como privadas, universidades y gobiernos nos visitaron y también nos invitaron a explicar este modelo de colaboración y a mostrar sus resultados. 

Pero en esta entrada al blog de hoy quiero centrarme más en los sentimientos de aquellos primeros días y meses en Alzira, y en las personas, que en el modelo en sí. Podría dar el nombre de muchos de los que me acompañaron en aquel momento, pero sería injusto olvidarme de alguien. Quiero dar las gracias a todos. Porque vivimos muy buenos momentos, pero también lo pasamos mal en ocasiones. Voy a nombrar, sin embargo, a una persona que creo que representa a todos los equipos que han formado parte de mi vida en estos 25 años: Angélica Alarcón. Cuando llegué al hotel Reconquista, lo primero que me dijeron es que debía contratar un asistente personal y me acordé de Angélica, con la que había trabajado en la clínica Quirón de Valencia unos meses antes de mi incorporación al Hospital de La Ribera, y que acababa de obtener su Licenciatura en Ciencias de la Información. Pensé que era perfecta para el puesto y para el proyecto, por su inteligencia, entusiasmo y personalidad, sobre todo porque sabía que nos esperaban algunos momentos complicados. Hoy, Angélica Alarcón es la directora de Comunicación, Márketing y RSC del grupo Ribera y una de las personas más próximas a mí. Pero, además, es de las personas que siempre defienden con entusiasmo su punto de vista y que siempre me ha hecho ver la realidad con sinceridad, sin adornos y, al mismo tiempo, con cariño. Si de Antonio Burgueño he aprendido grandes cosas de la Sanidad, con Angélica he podido ver y vivir lo que es ser una gran persona y una gran profesional. En ella quiero representar a los miles de compañeros con los que he tenido el privilegio de trabajar todos estos años.

De aquellos primeros días me vienen a la cabeza varios recuerdos que me gustaría compartir en esta entrada tan especial a mi blog. El primero tiene que ver con las últimas horas de 1998, mientras cenábamos todo el equipo que iba a empezar su trabajo a las 0 horas del 1 de enero de 1999, y Antonio Burgueño dijo las palabras, que nunca olvidaré, y con las que dimos por iniciada esta magnífica experiencia: “se ha dado orden a todos los centros de Atención Primaria y sus servicios de urgencias que ya pueden derivar a los pacientes al hospital de la Ribera. Alberto, hemos llegado”. Nos emocionó mucho a todos.

El segundo recuerdo, que es el que da sentido a todo el trabajo del modelo que promovemos, es cuando nos visitó nuestro recordado y admirado conseller Joaquín Farnós, ya fallecido y al que considero el otro padre del modelo, y entró en la UCI. Allí una señora del municipio de Cullera le dio las gracias por haber promovido la construcción del hospital, porque su marido había tenido un infarto y, según sus palabras, “no habría llegado vivo a Valencia”. Ese es desde siempre nuestro objetivo. Salvar vidas y mejorar la salud y el bienestar de las personas.

Por último, quiero recordar las palabras que dije en el discurso de inauguración del hospital de la Ribera. “En este hospital vamos a desarrollar una nueva concepción de la asistencia sanitaria, ya que hemos introducido los conceptos más importantes de la Sanidad del próximo siglo, y que son, a nuestro entender, la humanización en la asistencia, la tecnología más innovadora y el protagonismo de los profesionales y de la sociedad civil”.

Hoy, 25 años después, hemos de reconquistar estos conceptos, para dar a los ciudadanos la asistencia sanitaria que necesitan y merecen. 

Gracias a todos los que me han acompañado en este viaje.

5 comentarios en «25 años en Ribera: el viaje de mi vida»

  1. Que bonito aniversario para el Hospital de la Ribera, no son solo palabras de Alberto de Rosa, cuando se trata de la Ribera le manda el corazón ,no lo puede remediar sucumbe sin resistencia.

    Alberto encantada de haber compartido contigo y con Angélica muchos de esos momentos y los que quedan por vivir.

    Un abrazo. Carmen Caballero

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  2. Conozco a Alberto desde hace 15 años, no solo doy fe de su calidad humana y profesional, sino de su visión nítida y constante, su convicción y la pasión que le imprime a todo lo que hace….cualidades imprescindibles de un gran líder, de un increíble ser humano…desde la distancia y desde conversaciones intermitentes, viví los picos y valles de esta aventura iniciatica, y por qué no, también algunos sótanos. Quiero felicitar, en primera persona, a uno de los principales artífices, adalides y embajadores, de un modelo de respuesta sanitaria con visión humanista, con proyección de futuro y altamente replicable en casi cualquier país. Alberto, gracias por perseverar, por ser y por estar…siempre un paso adelante de todos nosotros…enhorabuena

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  3. Enhorabuena!!. Tuve la oportunidad de trabajar como Jefe de Servicio de Cirugía en el Hospital de Torrevieja durante algunos años, y debo reconocer que el modelo Ribera Salud en la gestión sanitaria es en el que he vivido mayores beneficios tanto para el paciente como para el profesional sanitario. Mis felicitaciones.

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