Hace un par de semanas seguí con atención la primera comparecencia en Les Corts Valencianes del nuevo conseller de Sanidad, Marciano Gómez. Por una parte, desgranó las líneas generales de la nueva política sanitaria del Gobierno que lidera Carlos Mazón, que sin duda tendré la oportunidad de analizar detenidamente en este blog, a medida que las propuestas se conviertan en hechos. En cualquier caso, le deseo a él y a su equipo toda la suerte posible, porque de su buen juicio, valentía y acierto depende la salud de más de cinco millones de valencianos, alicantinos y castellonenses, entre los que me incluyo, además de mi familia y amigos.
Hoy no voy a valorar propuestas, planes a futuro ni hipótesis, sino realidades. He querido aprovechar esta nueva entrada a mi blog para expresar con palabras lo impactado que me dejó la parte de la intervención en la que el conseller Gómez hizo un diagnóstico de la situación de la Sanidad valenciana. Fue un baño de realidad que yo creo que dejó a todos los actores del sector conmocionados. Puso todas las cartas sobre la mesa y desmontó las falsedades del anterior Gobierno valenciano sobre la realidad de la Sanidad valenciana que, en cualquier caso, casi nadie se creía ya. Sin embargo, aun sabiendo de lo incorrecto de los números que daba el anterior Consell, nadie pensaba que estábamos tan mal.
Voy a recordar algunas de las cifras que dio el conseller, que son verdaderamente preocupantes, por la dimensión de las mismas. Marciano Gómez confirmó en sede parlamentaria que, mientras el Gobierno de Ximo Puig decía que había 72.000 pacientes en lista de espera, en realidad son ¡más de 112.000 los valencianos que están esperando ser atendidos por la Sanidad pública valenciana! Hablamos de muchas personas que “no contaban” para el Gobierno del Botánic. Y no olvidemos que cada número es una persona, que podría ser nuestro padre, hermana, hijo o nieta. Imaginar a un ser querido que necesita atención sanitaria y ni siquiera se tiene en cuenta como paciente es espeluznante. Pero lo es aún más cuando, tal y como detalló el conseller, hay más de 4.000 personas con una patología grave, que llevan más de 90 días esperando a ser tratados. Tres meses. Inconcebible. Hizo bien en calificarlo como inaceptable, porque lo es.
Como ciudadano, me quedé consternado. Como gestor, estoy indignado.
Pero, además, si las cifras en la Comunidad Valenciana están tan lejos de la realidad que presentaba el anterior Gobierno, no es difícil imaginar que haya sucedido algo similar en otras comunidades autónomas y que sean muchos más de 800.000 los españoles en lista de espera y hayamos superado el millón de pacientes esperando a ser atendidos.
Siendo esto lo más grave del primer diagnóstico que ha podido hacer el nuevo Gobierno valenciano, porque los ciudadanos y su atención sanitaria son lo primero, no me atrevo a poner adjetivos a los primeros datos económicos conocidos sobre la gestión del Consell de Ximo Puig en Sanidad. El conseller Gómez denunció que se ha encontrado 192.000 facturas pendientes de pago, de las cuales, 120.000 se van a tener que abonar sin soporte contractual. Son facturas en servicios y material sanitario que suponen más de 1.000 millones de euros que no están registrados en la contabilidad pública. Llegó a decir que el 42% del gasto corriente se va a pagar fuera de la normativa administrativa vigente. ¿Cómo es posible que sucedan estas cosas en la era de la transparencia, la fiscalización de cuentas y el supuesto control público?
Cuando he denunciado desde este blog el despropósito en la gestión de hospitales revertidos por el anterior Consell, como el de La Ribera o Torrevieja, los sobrecostes en las facturas de servicios o material sanitario y cómo se ha incurrido en 200 millones más de gasto anual por sus chapuzas y mal hacer en estos departamentos, no pensé que el caos era tan generalizado. Pero las primeras auditorías del nuevo gobierno así lo demuestran. Estos informes deberían llegar a Europa y denunciar ante las autoridades competentes el despilfarro y mala gestión de los anteriores responsables de la Sanidad valenciana, que está causando un perjuicio real a la salud de los ciudadanos de esta Comunidad. Es una vergüenza que un gobierno oculte 192.000 facturas o se gaste 1.000 millones sin contrato.
Espero que la desastrosa realidad con la que se ha encontrado el nuevo equipo de la Conselleria de Sanidad sirva para adoptar medidas efectivas que garanticen la sostenibilidad del sistema y la calidad de la asistencia sanitaria para todos los ciudadanos. Y que todas estas malas prácticas y decisiones que nos han perjudicado, llevadas a cabo por el anterior Gobierno valenciano, desaparezcan de una vez por todas. Lo primero tiene que ser siempre la salud de los ciudadanos.
Sin duda, el conseller Gómez y su equipo tienen una oportunidad de oro para hacer las cosas bien por primera vez en muchos años. Lo primero, como he dicho siempre, es tener un buen diagnóstico. Solo el tiempo dirá si el tratamiento y los plazos para solucionar los problemas detectados son los adecuados.
Si no somos capaces de manejar las mismas cifras en número de pacientes esperando asistencia que debería ser un dato OBJETIVO, ÚNICO y preciso para todos igual, cómo vamos a ponernos de acuerdo en el resultado de las concesiones. ¿Vivimos en mundo imposible de conciliar? Busquemos un modo de objetivizar el dato único y comparable. Independiente de quién gobierne y de quién lo reocoja, Creo que necesitamos saber la verdad. Gracias Alberto y mucha suerte en este complicado camino.