Con esta entrada en mi blog le digo adiós a 2018. Un año que, por muchos motivos, va a ser para mí y para todo el equipo de Ribera Salud inolvidable. Han sido doce meses de extraordinarias noticias, también de alguna mala, pero somos un equipo que no se amedranta, que mira hacia adelante, que sabe levantarse de las caídas y sobreponerse de los golpes, que sabe adaptarse a las circunstancias del momento, que piensa en el futuro con ilusión. Me siento especialmente orgulloso de todos los profesionales que forman parte de la familia de Ribera Salud porque de todos ellos he aprendido mucho este año y sin su esfuerzo, dedicación y apasionada entrega no hubiéramos conseguido los resultados que hemos obtenido.
Ha sido un año lleno de reconocimientos, -lo que me satisface enormemente-, porque cada uno de los premios que nos han otorgado es más que un merecido aplauso a la gran labor que día a día desempeñan todos los profesionales de todos los proyectos en los que estamos presentes: hospitales y centros de atención primaria, laboratorio central, plataforma de compras, empresas de radiología… Estos galardones son sinónimo de que seguimos avanzando en nuestro proyecto que no es otro que el de hacer una sanidad pública más humana, más cercana, de excelencia y con futuro para todos los ciudadano a los que servimos.
Siempre digo que lo más importante de la innovación no es la innovación en sí, sino el poder aplicarla en la sanidad pública. En este aspecto nos sentimos profundamente orgullosos porque Ribera Salud ha sido pionero y ha marcado un camino en la vanguardia sanitaria que, estoy convencido, muchos otros seguirán en los próximos años.
De todos los reconocimientos que hemos tenido este año hay uno que me hace especial ilusión: el Informe de la Sindicatura de Cuentas de la Generalitat Valenciana. Siempre defiendo que el modelo de colaboración público privada debe basarse en la transparencia, en la rendición de cuentas, en la evaluación y el benchmarking, es decir, en poner a disposición de la ciudadanía todos los datos para explicarles qué se está haciendo y cómo se está haciendo. Por eso, desde hace muchos años, defendemos la creación de un observatorio sanitario que ponga toda la información a disposición de los propietarios reales del sistema sanitario: los ciudadanos.
Pues bien, creo que en este sentido hemos dado un paso muy importante este año en lo que a control público del modelo de colaboración público privada se refiere. Ha sido el propio gobierno valenciano el que ha solicitado a la Sindicatura de Cuentas, que es el tribunal de cuentas de la Comunidad Valenciana, un estudio sobre el Departamento de Salud de Torrevieja (Alicante). Las conclusiones de este informe son absolutamente clarificadoras, absolutamente extraordinarias para el modelo de colaboración público privada que representa, lidera y defiende el grupo Ribera Salud.
Sus conclusiones son un 30% de ahorro para las arcas públicas (que el propio informe sitúa en 45M€ al año), una lista de espera de 38 días frente a los 120 del sistema público (lo cual redunda en el bienestar y calidad de los ciudadanos), una menor mortalidad, una mayor esperanza de vida, una mayor inversión por ciudadano y mayor calidad. En definitiva, estamos dando mayor calidad y mayor excelencia, a menor coste.
Estudios como éste son una herramienta fundamental para la transparencia y defensa del modelo de colaboración público privada frente a todos aquellos que no quieren contrastar los datos para poder tomar así decisiones sectarias; para todos aquellos que prefieren mirar para otro lado mientras hacen un mal uso de los recursos públicos para conseguir unos objetivos de una ideología superada hace décadas; para todos aquellos que no quieren enfrentarse a los retos del futuro con fórmulas del futuro sino con fórmulas del pasado… Confío, sinceramente, en que este Informe de la Sindicatura de Cuentas marcará un antes y un después en la toma de decisiones rigurosas, sensatas, basadas en datos y no en sectarismos ideológicos trasnochados.
Hubo quien me habló del pecado original que tenía el Modelo Alzira por haber sido creado por un partido político. Esa frase que ya en sí misma denota falta de reflexión e inteligencia, me gustaría que se evitara, especialmente, después de la publicación de estudios como el que ha emitido la Sindicatura de Cuentas sobre Torrevieja porque el pecado original que decían que tenía el Modelo Alzira, se ha convertido ahora en el pecado original de quienes no dejan de cuestionar modelos de gestión sanitaria exitosos simplemente para cumplir con caprichos de dirigentes cortoplacistas.
Espero que el pecado original de tomar decisiones sin fundamento, que anteponen la ideología a la evidencia, que lo único que hacen es perjudicar a los profesionales y a los ciudadanos con reversiones fracasadas y mal planificadas, podamos finalmente desterrarlo del paraíso.
¡Bienvenido 2019!
¡Bienvenidos nuevos proyectos!
PD: Sobre Torrejón ya hablaré en profundidad en mi siguiente entrada. ¡Feliz año a todos!
Imagen: Foto de fondo creado por freepik.