Ayer se entregaron los Premios Periodísticos Comunidad Valenciana. Una cita que organiza el sindicato CSIF y que, desde su primera edición, hemos apoyado desde Ribera Salud. Es una noche especial en la que los profesionales de la información de las tres provincias se reúnen para homeajear a los premiados, -que este año han sido Rosana Belenguer, Ana Talens y Francisco Perez Puche-, y hacen balance del estado de su profesión. En mi discurso de este año yo también quise compartir mi diagnóstico; especialmente, tras haber visto en el cine la última película de Spielberg, Los archivos del Pentágono. Es una producción brillante que te hace reflexionar sobre las buenas prácticas periodísticas y sobre el papel del periodismo en una sociedad avanzada como la nuestra. De ahí, el sentido de mis palabras. Mensajes que también quiero compartir en mi blog. Ahí van.
“Buenas noches a todos y muchísimas gracias Daniel por permitir a Ribera Salud formar parte de la fiesta del periodismo valenciano desde su primera convocatoria. Este año celebramos la novena edición de una fiesta, -más que consolidada-, a la que esta noche se suman los nombres de Rosana Belenguer, Ana Talens y Francisco Perez Puche. ¡Muchas felicidades a los tres por el más que merecido reconocimiento! Enhorabuena.
No es mi intención esta noche dar lecciones de periodismo porque no soy un profesional del arte de contar historias pero, como lector voraz, observador del momento y seguidor de la vertiginosa transformación que está viviendo vuestro sector, si me lo permitís, me gustaría daros mi opinión sobre vuestra profesión.
El periodismo es un servicio público y el periodista ha de ser su garante.
Creo que nuestra sociedad siempre necesitará un periodismo serio, un periodismo que esté por encima de los intereses comerciales y políticos. Un periodismo valiente, que cree conflicto. Un periodismo crítico, que busque la verdad y no se conforme.
Creo en un periodismo que verifique, contraste y, sólo entonces, publique. Un periodismo responsable. La rapidez que exigen las nuevas tecnologías provoca que los acontecimientos se cuenten a veces sin contexto, sin crítica, sin análisis, sin poner nada en cuestión.
Un periodismo objetivo cuya calidad no dependa del soporte ni del prestigio de su cabecera, sino de la voluntad de quién escribe, de quién trabaja, de quién supervisa la labor de redactores, reporteros y fotógrafos.
En definitiva, un periodismo ético.
Por el contrario, creo que nuestra sociedad irá rechazando el periodismo fácil y cómodo, que prefiere recibir la subvención a garantizar su independencia.
El periodismo que se achanta frente al poder, que no hace mil y una preguntas impertinentes, que no incomoda.
Creo que nuestra sociedad irá rechazando el periodismo que no es capaz de soportar y vencer presiones, que es solo correa de transmisión del poder.
En definitiva, el periodismo pasivo, irresponsable o tramposo, y más cuando esta profesión contribuye a cambiar el mundo, a mejorarlo. Amigos, ser periodista es una gran responsabilidad.
Lamentablemente, por experiencia, sé que es difícil ser atrevido y defender lo correcto aunque a veces eso signifique rectificar. Si os sirve de algo, yo siempre digo: “haz lo que tengas que hacer y que pase lo que tenga que pasar”. Concluyo esta reflexión en voz alta reiterando mi felicitación a Rosana, Ana y Francisco y a todas las personas de la organización que han hecho posible que nos volvamos a reunir un año más en esta fantástica velada. Muchas gracias».