Habitualmente utilizo este blog para dar mi opinión sobre la situación de la Sanidad, el futuro de la atención sanitaria o temas relacionados con el sector. Sin embargo, no puedo obviar la tragedia vivida en Valencia el pasado jueves día 22 de febrero, como consecuencia del incendio del edificio de 14 plantas de la avenida Maestro Rodrigo, en el barrio de Campanar, en el que han fallecido diez personas, ha provocado varios heridos, algunos graves, y ha dejado a cerca de 400 personas sin casa y sin la mayor parte de sus pertenencias y recuerdos materiales. Además, se da la circunstancia de que el edificio está muy cerca de la sede central del grupo sanitario Ribera y casi pudimos ver en directo lo acontecido.
Antes que nada, quiero dar el pésame a las familias de los fallecidos en este dramático incendio, mostrar mi solidaridad con aquellas que han visto cómo cambiaba radicalmente su vida en unas pocas horas, y agradecer a bomberos y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad su trabajo valiente y abnegado que, en este caso, supuso poner en riesgo su propia vida. Creo que, en este punto, los bomberos merecen una mención especial porque, como siempre ocurre en este tipo de tragedias, son ellos los que están en primera línea de la tragedia y los que más arriesgan para ayudar a los demás.
Me gustaría también destacar la respuesta inmediata del sector sanitario. Desde el grupo Ribera nos pusimos también a disposición de la administración sanitaria, para cualquier cosa que pudiera necesitar. Sin duda, la reacción fue inmediata y en tiempo récord se organizó un dispositivo sanitario in situ y en los hospitales más próximos para atender a los afectados.
Valencia ha vivido tres días de luto, pero harán falta muchos más para superar esta terrible tragedia, que además se ha producido en los días previos al inicio de nuestra fiesta más importante e internacional, las Fallas. Todos los actos previstos para el fin de semana pasado se suspendieron y el mundo fallero ha sido el primero en mostrar su solidaridad. Valencia ha vuelto a demostrar la solidaridad y empatía de una sociedad abierta, colaboradora y sensible por naturaleza, sentimientos que han movido también al resto de España, y muchos países de Europa y el mundo, impactados por la dolorosa pérdida de vidas humanas en este tremendo accidente, que tardará en ser olvidado. Personalmente, quiero agradecer las múltiples llamadas y correos electrónicos que he recibido de amigos y colegas de muchas regiones de España y de países como Francia, Portugal, Eslovaquia, Reino Unido, Colombia, Argentina y Chile, entre otros. También quiero destacar la inmediata presencia de Sus Majestades los Reyes de España, que ejercieron ayer de embajadores de esa solidaridad hacia las víctimas del incendio de Valencia en nombre de toda España.
Una pequeña reflexión para acabar. La rápida respuesta de las administraciones, colectivos, empresas y particulares demuestra la importancia de consolidarnos como una sociedad avanzada, que deben tener unos servicios públicos potentes. Y con especial hincapié en unos servicios sanitarios tienen que ser eficaces, contribuir permanentemente al bienestar de los ciudadanos y estar a su lado en estas y en todas las circunstancias que se pueden presentar en todas las etapas de su vida, tanto en accidentes como el incendio del jueves o la crisis del Covid, que sufrimos hace ahora cuatro años.
Desde Ribera nos sentimos especialmente orgullosos de nuestra contribución a la prestación de servicios sanitarios en un sistema público y privado de calidad, fuerte y cercano, que prioriza la atención a los ciudadanos por encima de cualquier otra consideración.